El último informe de la OMS sembraba la alarma entre los consumidores: Comer carne roja y procesada puede ser igual de perjudicial que el tabaco y el amianto, ya que su consumo aumenta el riesgo de padecer cáncer de colon. ¿Hasta qué punto es malo este producto?
La carne roja procede del músculo de los mamíferos (vaca, lechal, cerdo, cordero, etc.). La procesada, en cambio, ha sido transformada por medio del salado, curado, fermentación u otros procesos para intensificar el sabor o mejorar la conservación. Podemos consumir ambas, pero ocasionalmente (sobre todo la segunda).
A pesar de las críticas, la carne roja tiene propiedades nutricionales básicas para el buen funcionamiento del organismo, como proteínas, hierro, zinc y vitaminas del grupo B.
La clave de una dieta equilibrada está en la moderación. Nuestro menú diario puede incluir carne, claro, pero no podemos basar nuestra alimentación solo en este producto.
En Colectividades Bedmar disponemos de una plantilla de nutricionistas especializados en la elaboración de menús sanos y equilibrados. Si desea ponerse en contacto con nosotros puede hacerlo a través de nuestra web o llamando al teléfono: 914 990 299